La empresa ha dejado de percibir ingresos en aras de volverse "socialista"
El Metro de Caracas está en rojo, así lo evidencian los números que se reportan en el informe económico que preparó la Oficina Nacional de Presupuesto como requisito para la aprobación de la IX convención colectiva. Allí se indica que la empresa tenía para 2008 un déficit de BsF 81 millones y que para 2010 la proyección sería de BsF 1.450 millones.
A decir verdad, el rojo en sus números ha sido una constante. En una interpelación que se le hiciera en 2001 -por no ir más lejos- el entonces presidente del Metro, José Alberto Rosales, afirmó que la empresa tenía ingresos anuales por el orden de los 70 millardos de bolívares y egresos de 200 millardos de bolívares. Dos años después, la gerente de Finanzas, Esther Franco, aseguraría ante la subcomisión de Desarrollo Económico de la Asamblea Nacional que el déficit del Metro para 2004 sería de 364 millones de dólares.
Ante tales antecedentes, la Oficina Nacional de Presupuesto incluyó dentro del informe económico con fecha 18 de noviembre de 2008 algunas sugerencias a la empresa para disminuir la dependencia financiera. Entre ellas se recomendaba revisar la estructura de tarifas que se mantiene congelada desde el 14 de junio de 2006 y captar otros ingresos a través de la diversificación de actividades o por medio de convenios con otras instituciones públicas.
Sin embargo, la actual administración del Metro de Caracas, a cargo de Claudio Román Farías, ha ignorado las recomendaciones dadas por la Onapre en su empeño por profundizar los valores "socialistas" en la empresa. Por un lado, el pasaje mínimo se mantiene por razones políticas en BsF 0,5, sin importar que el bajo costo -en comparación con el transporte superficial que cuesta BsF 1,5- haya impulsado una demanda de usuarios que el sistema no es capaz de cubrir y que se evidencia en las constantes fallas.
Por otro lado, el Metro de Caracas no está captando otros ingresos. Más bien está dejando de percibir actualmente cerca de BsF 600 mil mensuales por la comercialización de los afiches internos y la rotulación de los vagones, toda vez que la directiva decidió no renovarle el contrato a la empresa DBL Group que estaba a cargo de negociar los espacios con más de 40 clientes. Los avisos, ahora, se destinan a reforzar los valores socialistas o a promocionar a firmas como Cantv, Movilnet e IVSS.
Recientemente, la directiva del Metro también decidió no renovar el contrato a las empresas que alquilan sus espacios para comercializar sus productos. Ya lo hizo con Movistar, que tenía instaladas cabinas telefónicas en la estación de Altamira. Lo mismo ocurrió con una franquicia de quioscos ubicada en Chacaíto. No se sabe si hará lo mismo con las tiendas.
El hecho es que el Metro está dejando de percibir ingresos adicionales. Algo paradójico en un momento de crisis como el que atraviesa esa empresa del Estado, que en enero tuvo que admitir que no tenía dinero para pagar la IX convención colectiva acordada a finales de 2008 y que en marzo tuvo que aceptar que las obras estaban paralizadas por falta de recursos.
Y si bien hay que reconocer que Farías ha definido medidas para recortar los gastos suntuarios mediante la eliminación de 24 gerencias o el cierre de las cajas chicas, también han tomado decisiones que resultan contradictorias. Allí se apunta la entrega de un bono de BsF 15 mil el pasado 15 de mayo a más de 400 trabajadores que tenían menos de tres meses en la empresa o el pago de BsF 16.500 en la adquisición de 25 rollos de tela roja para forrar carteleras (número de pedido 4700016453). Se buscó una explicación por parte de Farías, pero no respondió.
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